Hace poco, en Laura Malingraux hemos tenido el placer de participar en la realización de un maravilloso editorial junto a un equipo inmejorable, que se ha publicado en la reconocida revista italiana Faddy Magazine. El resultado del proyecto, derrocha tanta creatividad y fantasía, que nos ha trasladado a vivir historias de otra época.

En un lugar muy lejano, vivía una princesa llamada Isabelle, la futura heredera del reino de Meridion, las tierras del sur. La calidez y luminosidad de aquellas tierras, así como la belleza y grandeza de los títulos de la princesa, producía envidias entre las hechiceras del reino de Septentrion, al norte, que siempre estaban tramando algo maquiavélico contra ella. A pesar de todo, Isabelle siempre podía contar con un amigo mágico que la protegería ante cualquier percance: su caballo Fellow, un fiel compañero dispuesto a dar su vida por ella. Siempre estaban juntos, viviendo innumerables aventuras por el reino.
Durante una de sus aventuras, Isabelle y Fellow atravesaron grandes valles hasta alcanzar los bosques septentrionales, en la frontera norte de Meridion. Sin tiempo suficiente para regresar al castillo antes del anochecer, Isabelle buscó cobijo entre los arboles para pasar la noche. Durante aquella cálida noche de verano, mientras observaba las estrellas, Isabelle entró en un profundo sueño. Soñó con una hermosa hada, que le prometía la boda de sus sueños con un joven y apuesto príncipe, si se ponía un vestido mágico. Isabelle, deslumbrada por la belleza y delicadeza del vestido y convencida por el tono suave y amable de las palabras del hada, se puso el vestido. A continuación, el tiempo se ralentizó y todo lo que la rodeaba se oscureció.
A la mañana siguiente, Isabelle se despertó bruscamente, llevando el vestido con el que había soñado.
– ¡Oh no! Mi sueño se ha convertido en la realidad – pensó desesperada.
El hada de su sueño, no era sino la hechicera más poderosa y temida de Septentrion, que ahora la mantenía presa en lo alto de una fría torre. La magia oscura del norte había conseguido al fin capturar a la princesa, y alejarla de sus seres queridos.

La mañana de su desaparición, Fellow fue el primero en percatarse de la ausencia de Isabelle. Siguiendo su instinto y los mágicos vínculos de protección que aún mantenía con la princesa, partió en busca de la única persona que podría rescatar a Isabelle: el Príncipe Elliot. Elliot estaba enamorado de Isabelle desde que ambos eran niños, y conocía bien a Fellow. Al ver la mirada desesperada del compañero inseparable de su amada princesa, el príncipe comprendió inmediatamente que algo malo había sucedido, por lo que, sobre el lomo de aquel majestuoso animal, galopó sin descanso hacia el lugar en el que la princesa estaba retenida.
Al amanecer del quinto día, desde una colina, el príncipe vislumbró la torre en la que Isabelle estaba cautiva. A lomos de Fellow, Elliot atravesó los humedales que rodeaban la prisión. Con cada paso, su corazón latía más fuerte, consciente de que las frías tierras del norte unirían su destino al de su amada Isabelle. Al entrar en la torre, el hechizo que mantenía a Isabelle en cautiverio se rompió y el vestido comenzó a emitir una fuerte luz. Cuando Elliot abrió la última puerta que lo separaba de la princesa, el vestido de Isabelle se había transformado completamente. El vestido se volvió blanco, como la pureza del amor incondicional de Elliot y de Fellow, y sus piedras se tornaron esmeralda, como la esperanza que Isabelle había mantenido a lo largo de su captura.

Finalmente, Isabelle y Elliot, a lomos de Fellow, cabalgaron felizmente hacia Meridion, sabiendo que aquel día había marcado un antes y un después en sus vidas, y que ahora más que nunca, los tres eran inseparables.
EQUIPO: Fotografía: Eddy Ballardi; Modelo: Nerea Cañizares; Peluquería y maquillaje: Maria Emilia Escribano; Ayudante de fotografía: Mar Álvarez; Diseñadora: Laura Malingraux; Caballo: Alí (Granja Hípica Soto del Grillo). Agradecimientos especiales también a Daniel Soto y a Thomas Knapic por ayudarnos con la redacción del cuento.
Me parece mágico, como un cuento de hadas. me he quedado prendada. ole, ole
Hola Marie Claire. Me alegro muchísimo de que te guste. Gracias por compartir tu opinión con nosotros.